He sentido
que mi cielo
me escribía
con la luz de sus estrellas
tu nombre,
en la soledad
de
mis ojos
añorándote
y con el brillo
de
mis lagrimas
besándote,
te escribí mis versos
aun soñándote,
esperando
que nazcan
las rimas perfectas
en el alba de mis días,
con el color
de
la aurora
de
mis mañanas
abrigadas
por los luceros
que amparen mis sueños
hechos realidad
en la luz de tus ojos,
volviendo
a
ser libre,
sabiendo
que tu eres
mi
único cielo,
mi
vida y poesía,
la fuente
donde
mis labios
sacien
la sed de besarte,
bajo este eclipse
que vive
mi día y noche.